El trabajo es un factor constante en la historia de
la humanidad. Sin embargo, las relaciones de trabajo comenzaron a ser más
estudiadas y consideradas a partir de la revolución industrial inglesa en el
siglo XIX.
El foco en la salud laboral es muy reciente
comparado a los siglos de negligencia a la salud del trabajador. Innúmeras
personas durante mucho tiempo sufrieron para que se llegase a tener la salud
como un derecho del trabajador, muchos movimientos sociales ocurrieron y aún
ocurren en el sentido de promover la salud laboral. En relación a esto, en termos generales, la salud del trabajador ha tenido
algunos avanzos con relación a leyes laborales y derechos del trabajador en los
siglos XX y XXI. Sin embargo, a pesar
de estas leyes y normas que procuran garantizar la salud laboral, hay mucho que hacer para la promoción de la calidad de vida laboral.
Actualmente, el trabajo es abordado como un proceso
complejo y multidimensional, considerando su articulación con la dinámica de la
sociedad y como objeto de diferentes representaciones, representaciones estas
que llegan a estar asociadas con la identidad del trabajador. Los estudios
sobre la salud en el trabajo tienen que considerar que no solamente las
relaciones de trabajo y el propio trabajo cambiaron, pero hasta las formas de
enfermar cambiaron.
Por otro lado, cuanto mayor la presencia de los
factores positivos (buena cultura y clima organizacional, sistema de
remuneración, políticas salutogénicas, etc.) en el trabajo objetivando la
mejora de la calidad de vida laboral, mayor serán los beneficios para los trabajadores (bienestar, auto eficacia) y, consecuentemente, el
incremento de un efecto positivo en los servicios prestados, esto es mejoría en
el desempeño, calidad y productividad, beneficiando tanto la empresa (con la
disminución del absentismo, accidentes de trabajo, entre otros) cuanto a los
trabajadores y los usuarios de los servicios…